Hay momentos puntuales en los que una empresa está detrás de una misma causa. Lamentablemente, la mayoría de estos momentos se produjeron en situaciones de “guerra”, hubo conflictos armados o batallas contra un enemigo común, como ocurrió en muchos lugares en las primeras semanas de la pandemia de covid-19. En Ecuador, el martes 9 de junio, alrededor de las 14.30 (hora local), uno de esos golpes estaba vivo.
El ingreso violento, con disparos y gritos, de un grupo de delincuentes armados a las instalaciones de la emisora TC Televisión, en Guayaquil, lleva la carga simbólica de una declaración de guerra al país por parte del crimen organizado. Fue transmitido en vivo y viralizado al instante, a nivel nacional e internacional, a través de chats y redes sociales. Vino acompañado de otras acciones violentas en distintos puntos del país -que dejaron 10 muertos- y, sobre todo, de una sensación de dolor y ansiedad que se pudo sentir durante horas en el ambiente y que provocó colapso en el tránsito, ante la reacción natural. de miles de personas sean acogidas en sus hogares. Poco después, a través de la Orden Ejecutiva 111, el gobierno del presidente Daniel Nobo declaró la categoría legal a esta guerra con el reconocimiento de conflicto armado interno y la declaración de 22 grupos criminales como “organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes”.
Este sentimiento de unidad se manifestó en las reacciones y declaraciones de actores políticos, líderes sociales y líderes de la opinión pública que, hasta horas antes de la conferencia de TC Televisión, mostraron críticas a las acciones de la gestión de Noboa para enfrentar el crimen organizado. En ese contexto, destacó la declaración enviada por Bélgica al expresidente Rafael Correa, líder de la facción política que Noboa derrotó en el segundo periodo electoral, de apenas tres meses. “Presidente Daniel Noboa, mantenga toda nuestra respuesta total e irrestricta. Por favor, no cedan (…) Nuestras discrepancias políticas las discutiremos al día siguiente sobre la victoria”, dijo Correa. La Asamblea Nacional, órgano fragmentado donde el movimiento político de Correa tiene la primera minoría, también emitió un pronunciamiento de respuesta al Gobierno, así como a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional, incluyendo un compromiso para adoptar “indultos y/o amnistías en los casos que son necesarias para garantizar la calidad de estos estados”. También hay declaraciones de apoyo y solidaridad de gobiernos extranjeros, incluido el español.
Por lo tanto, nadie amaba al 10 negro como presidente de un país en guerra, con todos los desafíos y oportunidades que encontró. Es una guerra contra un enemigo declarado, pero atomizado en diferentes bandas, escondido entre la población e infiltrado en la estructura del Estado ecuatoriano. Será tarea del presidente y del gobierno mantenerlo impulso de unidad nacional, combinando acciones militares y policiales con una intensa descripción de la comunicación política. Según dijo con varios aciertos, siendo el más urgente, al momento de este texto, la liberación del personal penitenciario que permanece secuestrado por los delincuentes en los penales de El Oro, Loja, Chimborazo, Cotopaxi y Azuay.
Hace unos tres meses, Noboa enfrentará una consulta popular que había convocado sólo durante una semana. En el anuncio inicial, todo apuntaba a que se trataría de un plebiscito temporal sobre su gobierno, que podría servir de trampolín para dejar constancia de su intención de reanudar o, si le dolía, de descargar rápidamente este gobierno de 18 meses. La lista de cuestiones reveladas en este primer momento, con temas poco complejos, respalda esta tesis. Pero horas antes de la toma de control de TC Televisión, Noboa había anunciado un segundo paquete de preguntas que podría recibir una importante oposición de una clase política comprometida con la lucha contra el crimen. Las nuevas cuestiones incluyen cuestiones como la extradición de ecuatorianos, un compromiso constitucional para luchar más eficazmente contra la expoliación de activos o la capacidad presidencial para conceder indultos a las fuerzas del orden. La respuesta explícita de la Asamblea Nacional a este último punto permite suponer un consenso sobre los demás puntos, a pesar de las resistencias anteriores.
Si el presidente logra mantener su posición como presidente de un país en guerra, se sumará a la consulta, podrá hacer reformas importantes y aumentar sus posibilidades de reelección. Por el contrario, si hay nuevos cambios en la lucha contra la delincuencia o, incluso, si ante un pronto retorno a la falsa calma de los últimos meses, la agenda pública se centra en otros temas y cambios en las divisiones, Noboa volverá a enfrentarse a sí, el escenario del plebiscito. El presidente aborda la crisis de alcaldía y la oportunidad de alcaldía.
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