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Este 23 de febrero, al finalizar la Cumbre de París dedicada a la ayuda a Ucrania, el presidente Emmanuel Macron contempló la posibilidad de enviar tropas terrestris francesas a Ucrania. Sin embargo, la propuesta no fue debatida oficialmente ni, por tanto, aprobada por los participantes del mencionado foro. Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Italia, España y Polonia han expresado claramente su oposición. No es necesario insistir aquí en la caducidad de esta idea, pero puede resultar útil preguntarse las razones que llevaron a Macron a formularla. Es cierto que una reunión militar con Rusia está fuera de discusión, como Joe Biden ha reafirmado ruidosamente en Estados Unidos en los últimos días. Entonces, ¿por qué esta humedad se debe al partidario del presidente francés?
Si hubiera podido argumentar que, ante el actual vacío de liderazgo europeo, a Macron le gustaría ocupar su espacio en la sala que ha organizado. Pero, en ese caso, no se hizo nada porque no se acercó a su hermosa propuesta.
Podría haber otra explicación y usted está relacionado con la situación política interna. De hecho, todo indica que, a partir del reciente cambio de Gobierno que daría un “segundo ajeno” al mandato presidencial, ya fascinado por el espinoso tema de la reforma de las pensiones, siendo protagonista del persistente escepticismo de la población y peor aún , el deterioro de la política gubernamental debido a la persistente movilización de los agricultores, el peso de las concesiones. Tu poder, según la impresión, está totalmente descomprimido.
Con todo esto, veamos el motivo que pesa en esta retirada que conocimos por parte de la acusación, el pasado martes 27 de febrero, del nuevo Primer Ministro Gabriel Attal, a los representantes del partido de Marine Le Pen de ser soldados de Putin. ¡en Francia! Esta expresión desmedida no es un torpedo; responde a una estrategia mediática para intentar ir tras el gobierno del callejón sin salida en el que se sitúa a cuatro meses del cómic europeo. Todas las investigaciones apuntan, como gran perdedor, al partido del alcalde presidencial en estas elecciones. La diferencia que oscila entre 10 y 12 puntos a favor del partido de Marine Le Pen hizo saber que sus líderes han pasado a ser vistos como partidarios de la Rusia de Putin. La estrategia de Macron es coherente, por tanto, al hacer de estas elecciones un referéndum entre su propia concepción de Europa, democrática y ahora bella, y, frente a ella, quienes no se encuentran en su estrella. ¿Cree realmente que encarnando la retirada en Rusia podrá recuperar más votos que su partido? En verdad, desde entonces, una postura paradójica porque si los franceses, como todos los europeos, son solidarios con Ucrania, esto no es razón suficiente para armarlos en un encuentro militar contra Rusia. Son conscientes del riesgo cierto de descarga nuclear cuando se trata de dos potencias que poseen este tipo de arsenal. Esta propuesta de Macron es un “golpe de efecto” para desviar la atención. Pero jugar con fuego es peligroso.
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